jueves, 8 de marzo de 2007

Imagen del autor

Dentro de esta heterogénesis de los elementos fundacionales de la literatura, suscitada por la literatura hipertextual, el autor -autoridad y autorizado del texto- sufre también su propia des-centralización.

En las literaturas clásicas el autor jugaba un papel protagónico como revelador, medium y decodificador de unos mensajes divinos, ancestrales, naturales o incluso instintivos. Es así que su condición, aunque no del todo pasiva, presentaba una carencia notable de omnisciencia y omnipresencia absoluta en el universo interior del texto. La imagen política del texto -descentrada- o más bien con un centro "móvil", planteaba que la idea de autoría en un texto fuese entendida desde una perspectiva que colindaba con el anonimato. El texto bautizado como "anónimo" era el texto de lo colectivo, el que se entendía no como producción visceral, sino más bien como producción social y múltiple que devenía de un ejercicio esencial y de vinculación cósmica. El anonimato funcionaba así como el llamado a la democracia narrativa que destruía las cadenas simbólicas para colonizar los campos semánticos de un texto: la literatura como un ejercicio de construcción y percepción colectiva.

En el momento mismo de darle a un sujeto la posibilidad de ejercer autoridad y autorización a una producción, la literatura sufre otra de sus grandes transfiguraciones. El libro se convierte en objeto "sagrado", "único" y estable. La página en blanco que simbólicamente nacía de la contemplación del libro como entidad anónima, se modifica para dar entrada al texto cerrado por aquél que le concedió su impronta: su identidad, su simiente, su autoridad.

El Ser político de la literatura con autor, se transforma rotundamente a un Ser participante de una experiencia literaria de carácter lineal. El rompecabezas del sentido surge de la realidad del mundo creado por el autor; por fuera de este mundo sólo hay anarquía; el sentido, entonces, es una negociación entre aquél que se acerca al texto y con-versa con la realidad propuesta por una autoridad superior: cualquier intervención a esta realidad no es más que simbólica, es sólo un juego de artilugio.

Esta idea de "comandancia" del texto plantea una brecha enorme entre la consideración de un autor y de un lector. Cada uno personifica un papel, siendo el segundo un sujeto pasivo en cuanto al desarrollo de la producción. Lo que el lector puede hacer del texto sólo puede ser considerado como ejercicio extratextual: el Texto "Original" -del Autor- permanecerá níveo e inmutable...Es omnipotente.

La literatura hipertextual entiende la separación del Autor con el Lector como una Unión íntima: el autor crea unos caminos múltiples para que un posible lector viaje a través de ellos y, desde su proia experiencia de viajero, los trascienda e incluso amplifique. La geografía lineal del texto se convierte en todo un universo pluriforme que genera una nueva condición de autoridad sobre el texto: un flamante personaje de la literatura...El autor-lector: viajero de un texto que él mismo ha creado.

Richard Uribe Hincapié

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